A very special moraleja

Bienvenidos a una columna muy especial de ElReceptor. Quizá os estéis preguntando por qué llevo este traje de tweed y hablo desde delante de una estantería de libros obviamente falsa. La respuesta es sencilla: Los tropos que tratan de algo importante que tenemos que entender de una sola vez. De un tema sensible.

¿Qué es un tema sensible? Buena pregunta. Quizá desde la necedad que da no conocer el futuro y no respetar el pasado pensemos que los temas sensibles son los que aún hoy crean controversia. En realidad esos son los temas que sirven para mover las tramas de los culebrones y de las series de cable, que para algo están. Los temas sensibles son muchos, llevan años y han sido abordados de diferentes maneras pero en esta columna vamos a centrarnos en aquellos que han aprovechado para intentar que comprendamos algo. Quizá una moraleja.

Las moralejas están por todas partes en las narraciones, a veces incluso alguien se molesta en soltar el consabido: ¿qué hemos aprendido hoy?, no se vaya a perder alguien en la audiencia. Precisamente porque el tomar la determinación de exponer un caso para que tomemos nota indica que quizá la sutileza moleste más que ayude. Duro y a la cabeza. Salvo que eso no está exento de riesgos, como acabar con una Moraleja Errónea.

Muchas de las cuales incluyen un uso extenso de hipocresía, algo es malo porque lo hacen los malos o alguien que no es del grupo del protagonista. No se explica que sea porque se hace sin la debida preparación o por los motivos equivocados -en cuyo caso lo malo no es lo que se ha usado sino la motivación para usarlo- logrando ofrecer una mezcla de ideas realmente compleja. Si estás en una serie de acción más te vale no vender que la violencia siempre es mala. Si vas a vender que los héroes no matan más te vale que sus acciones tampoco provoquen muertes. Pero, eh, ¿entonces cómo podríamos poner estos consejos?

 

Otras lo son a un nivel más argumentístico, causar un dilema moral teniendo que elegir entre dos posibilidades duras cuando hay mínimo una tercera evidente entra tanto en esta columna como en la anterior. Siguiendo con lo cual, ¡cuidado con las metáforas! Si tratas de establecer una comparación entre la necesidad de comprender a los demás y un alienígena que acaba estando al mando de una invasión lo mismo acabas sugiriendo que lo mejor que puedes hacer si no entiendes a alguien es dispararle primero y luego ya sentarte a hablar.

Para el siguiente punto citaré directamente a TVTropes:

Decir que cualquier persona puede hacer cualquier cosa que su mente se proponga gracias a su propia resolución, cuando el personaje nació entre la nobleza o los privilegiados, con alguna clase de poder genético superior, tiene simplemente un gran talento en lo que quiere dedicarse, tienen el destino de su lado, o se revela que es parte de su linaje o de su trasfondo, explicando así su grandeza.

Vamos, que no está de más explicar que «puedes hacer lo que te propongas» a veces es cierto por motivos que no tiene nada que ver con lo fuerte que te lo propongas.

Hablando de lo cual, llegamos hasta uno de los grandes problemas televisivos. Las historias de «lo importante es participar» que se dan justo antes de ganar algo, las de «te querrán como eres» para, a continuación, cambiar al personaje -bien en sí, bien logrando que realice alguna acción especial. para hacerlo más deseable y, sobre todo,  las historias de crecimiento que terminan con un regreso al Statu Quo.

Todos sabemos que Todo acabará como empieza es una de las reglas más viejas de la televisión, pensada para que los espectadores tengan un terreno fijo y no haya mucha complicación que arreglar. Precisamente por eso podemos encontrarnos capítulos especiales en los que uno de los personajes aprende algo pero rápidamente vuelve a comportarse como siempre. Y si eso os parece malo esperad a ver  Malos Cambios. Un personaje cambia a mejor, pero resulta que es menos divertido/ hay ventajas que pierden/ parece como que falta algo/ yo qué sé, ¡traigamos de nuevo la versión original!

Normalmente esto solo ocurre con cambios respecto a una posición inicial conocida. En ocasiones incluso haciendo un Flores para Algernon, dándole momentáneamente una capacidad a un personaje regular para luego decidir que por su propio bien o porque no es tan divertido, tiene que volver a la casilla de salida. A veces eso significa que el mensaje que se está mandando es «No seas inteligente porque eso te conducirá ala soledad o a convertirte en alguien insoportable«, ¡mejor ser agradablemente mediocre!» pero, eh, ¿la idea de todo esto no era mandar un mensaje? Aunque también pasa que a veces deciden sacar un tema espinoso. Aunque sea sacándolo de la nada.

Uno de los trucos más sencillos es presentar en el capítulo al Desaparecido Tío Moraleja, ese pariente o amigo del que nunca antes se había hablado -y probablemente nunca se vuelva a hablar- que llega a la ciudad con un claro problema -drogas, alcohol, racismo, ser  mayor, cascarrabias y oler raro… un poco lo que toque- y ante el que los jóvenes protagonistas tienen que aprender una valiosa lección. A continuación se le pone en un autobús y jamás volveremos a hablar de él, ¿de acuerdo?

Por supuesto estas cosas tienen más impacto si  le pasan a uno de los habituales así que, ahora sí que sí, vamos con un Very Special Episode. Lo que suele significar primero  que a alguien le dará por la más ridícula excusa argumental por desarrollar algo que no había demostrado antes, sea un alcoholismo en 24 horas o una homofobia instantánea. Quedará claro que está destrozando su vida. Todos se pondrán de acuerdo para dejárselo claro. Se dará cuenta. Fin del capítulo. El actor hablando a cámara sobre lo peligroso que es y un número de teléfono de una agencia de ayuda a lo-que-toque. Si en lugar de un mal comportamiento estamos ante un peligro real nos explicarán lo que ha pasado y cómo evitarlo y entonces otro número de teléfono. Las cosas funcionan así. Y, en realidad, no hay ninguna serie libre de acabar teniendo que hacer uno de estos anuncios… Ninguna.

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«Hola, mi nombre es Kiefer Sutherland. Interpreto al agente contra-terrorista Jack Bauer en la serie de Fox 24. Quiero tomarme un momento para hablar con vosotros sobre algo que creo que es muy importante. Ahora, mientras el terrorismo es obviamente uno de los problemas más críticos al que se está enfrentando nuestro pais y el mundo, es importante ser consciente de que la comunidad Musulmano-Americana está firmemente en el lado de sus compatriotas americanos en denunciar y resistir a todas las formas de terrorismo. De modo que mientras vean 24 tengan, por favor, eso en cuenta.»

El anuncio anterior -cuyo vídeo no he sido capaz de encontrar- corresponde a un episodio de la cuarta temporada de, obviamente, 24 en el que  decidieron hablar bien de los musulmanes para tratar de arreglar la presunta islamofobia de la que se acusaba a la serie. Por supuesto las cadenas de la cosa -y gran parte de internet- lo interpretó no como un aviso de algo que debiera ser obvio sino como una bajada de pantalones de la cadena. Pero qué vamos a hacerle. Lo importante es que nos sirve para probar una cosa: Los VSE o su variante de Public Service Announcement, PSA, es decir Anuncios de Utilidad Pública, llevan años dando vueltas.

Ya sea en los años setenta cuando muchas series -especialmente las de Norman Lear– decidieron tratar temas más complejos y lo mismo había un episodio sobre el aborto en Maude que en All in the family se hablaba desde violaciones hasta homosexualidad pasando por un episodio sobre el racismo en el que Archie se une al Klu Klux Klan sin darse demasiada cuenta de lo que estaba haciendo hasta la actualidad en la que aún seguimos viendo este tipo de cosas como en el ejemplo que acabamos de ver.

Aunque, por supuesto, eso no significa que se dieran en la misma cantidad ya que desde mediados de los ochenta hasta mediados de los noventa hubo una hola de hacer este tipo de episodios e incluso algunos programas especiales. Tiempos moralmente más cargados llevan a este tipo de cosas. Pero, claro, en cuanto uno se ha pasado una década sufriendo estas cosas acaba parodiándolas.

Mientras tanto da tiempo a que algunos programas exploren a fondo todo tipo de temas con, digamos, suerte desigual. Porque igual que las ideas en sí pueden ser más o menos controvertidas y, desde luego, partir de una intención genuinamente buena, los resultados, especialmente en las series para el público infantil y juvenil, tienden a ser… Discutibles. Ya sea cuando se habla de los problemas de las drogas (bueno, pastillas de cafeina):

 

de que hay que tener cuidado con los extraños porque a saber qué aviesas intenciones tienen…

 o a no encerrarse dentro de la nevera…


¡Ah! ¡Si solo Indiana hubiera estado escuchando!

Como decía, la mejor de las intenciones. Tanto que acabaron incluso creándose especiales al margen de las series. De esa manera podías reunir a todos los héroes que te alcanzara la influencia política para que salieran todos tras una introducción con Barbara Bush junto a un muñeco y acariciando un gato.

Si esto os parece extraño tendríais que haber visto a Nancy Regan entrando en el colegio de Arnold para demostrar que allí se vendían drogas y que Just say NO! ¿Que como lo sabía ella? Pues o los que se dedicaban a la venta eran los hijos de su vicepresidente o lo había imaginado al ver alumnos negros, yo qué sé.

El problema es que en ocasiones el resultado era… complicado… es decir, ¿cómo pones en marcha un programa contra los abusos a niños sin poder mencionar esos abusos, ni en qué consisten, ni dónde no se toca, ni…

 

Que sí, que la intención es buena pero… ¿gente disfrazada de muñecos de peluches gigantes tratando el tema?


Por cosas como esta algunos acabaron logrando el distintivo de ser películas de culto. Underground pero de culto. Eh, si los (siempre apreciados en esta web) Esper-Stadie lograron vivir de los PSA desmadrados durante los años ’30 en adelante, hasta el punto de que hoy hay un musical basado en Reefer Madness no veo por qué íbamos a sorprendernos de que algunas cosas no cambien aún.

El caso es que con tantas cosas que tratar como el SIDA, los problemas mentales, la ecología, la donación de lo que toque donar, o a no tomarte cualquier pastilla que veas pensando que pueden ser contra los granos porque lo mismo es speed que le han dado a tu primo y entonces te pones a bailar incluso más raro aún y lo mismo casi te mueres y de verdad, Carlton, ¡¿pastillas contra el acné?! En fin, muchos problemas y poco tiempo. De ahí que algunas series como Blossom o 7h Heaven acabaran siendo VSE todos sus capítulos.

Por suerte había cadenas que tenían mejor ojo que eso, como la ABC que se pasó durante 25 años (entre 1972 y 1997) realizando periódicamente una serie antológica llamada ABC Afterschool Special que solía ocupar unos seis telefilmes por temporada e iba rotando temas, lo mismo tocaba un VSE que adaptaban a un clásico o una novela juvenil más reciente, ponían un algo histórico a ver si aprendías sobre la época  o te presentaban una aventurilla con una moraleja agradable sobre ayudar a los amigos y esas cosas. Más de 150 episodios fueron realizados de esta particular antología que no tenía más línea central que tratar de que los niños crecieran mejor, o algo así. Y en la que según se fueron pasando los años se tocaron todo tipo de problemas. Algunos obviamente más graves que otros. Sobre todo porque no dejan de ser telefilmes familiares para un público juvenil. Pero, eh, eso no quita que lo intentaran… con fuerza.

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De modo que ya habéis visto, hay toda una tradición detrás de que la gente de la televisión mire a cámara al final y diga cómo tienen que hacer las cosas los demás para después aparecer un teléfono así que ya sabéis, si vuestra serie ha decidido tratar estos temas seguro que hay algún teléfono al que podáis llamar. Yo voy a tomarme una copa y unas pastillas, os dejo con esta recopilación que he encontrado por internet. ¡Chin-chin!