Seguimos con Halloween en ElReceptor y hoy toca libros. Mucho hay que podía haber elegido para esta sección entre aquellos que no han visto la publicación nunca en España y aquellos que, habiéndola visto, han quedado relegados a la desaparición y el olvido. Al final ha pesado más la posibilidad de hablar no solo de un libro sino, incluso, de una editorial que en aquellos años estaba aún poniéndose en marcha.

Vigilantes

Fundada en 1986,  Valdemar ha sido y es una editorial modélica en su apuesta por una serie de autores olvidados y, más concretamente, por el género fantástico y de terror más clásico. Bien es cierto que pocas fueron las novedades aparecidas los primeros años, pero sí ya alguna meritoria -por ejemplo, del nunca bien ponderado Ambrose Bierce Visiones de la noche en 1987 y El reino de lo irreal al año siguiente, o los primeros títulos de Los archivos de Baker Street– y entre medias pruebas con colecciones de mayor o menos acierto. Como la de Weird SF o esta que nos ocupa ahora de Antologías.

Mirando por encima veo que acabarían saliendo dos títulos además del que aquí nos ocupa. Vamps, centrado en historias de vampiresas, y Amanecer Vudú. Una lástima porque ofrecía una panorámica de lo más interesante en  muchos temas como era el de esta antología concreta sobre Detectives de lo Sobrenatural. Muy completa, con muchos grandes creadores dentro que acabarían teniendo en su mayoría y con éxito desigual su oportunidad en las páginas de otras delas colecciones de la casa. Así desfilarían el Doctor Martin Hesselius de Joseph Sheridan Le Fanu, el Profesor George Edward Challenger de Sir Arthur Conan Doyle, John Silence de Algernon Blackwood, Carnacki de William Hope Hodgson, Jules de Grandin de Seabury Quinn y, por supuesto, Harry Dickson del gran  Jean Ray, el único ausente en su catálogo actual.

Historias que abordan lo sobrenatural y lo detectivesco desde diferentes puntos de vista, unos más científicos, otros más viscerales, distintas maneras más o menos realistas y enclavándose o no en tradiciones que buscaran la existencia de un algo racional tras los sucesos o bien una explicación que racionalizara lo visto recurriendo a jerga pseudocientífica. Grandes narraciones en todos los casos que animan a dilucidar todos esos extraños sucesos que nos parecen rodear. Ideal para pedir a Valdemar que se anime a recuperar el título en su Club Diógenes -y a añadir el Harry Dickson de Jean Ray a su lista de publicaciones- a la vez que sugieren a los lectores de esta pequeña entrada a que si el tan cercano Día de los Muertos escuchan un sonido raro se pongan a investigar. ¿Que es lo peor que pueden acabar descubriendo?