“So you’ve been publicly shamed” (Jon Ronson, 2015)

No sé los años que hace que sigo la particular trayectoria como escritor y ensayista de Jon Ronson, puede que empezara con sus artículos para The Guardian pero lo que es seguro es que me encontré Them: Adventures with extremists (Extremistas: Mis aventuras con radicales en la versión de Ediciones del Bronce) sin dar demasiada muestra de creérmelo del todo, al fin y al cabo practicaba una mezcla de reportaje y entretenimiento en el que descubría extrañas historias al público -cercano a lo que ya estaba haciendo en documentales Louis Theroux-, algo que seguiría después con sus investigaciones sobre el batallón psíquico de las fuerzas armadas estadounidenses en The men who stare at goats cuya conversión en -fallida- película con muchas estrellas sirvió para darle un pequeño empujón y que en España Ediciones B se decidiera a publicar ese (Los hombres que miraban fijamente a las cabras, con espantosa portada de la película) y su siguiente obra, sobre el negocio de la Industria de la locura,  ¿Es usted un psicópata? (The Psychopath Test: A journey through the Madness Industry) aunque quedan por llegar a España sus recopilatorios de artículos (lleva cuatro, Lost at Sea es el último y es tan recomendable como sus obras más temáticas auqnue aquí el paso de unos a otros personajes sea mayor), su guión para la película Frank de Lenny Abrahamson que luego sería un libro en el que explicaría la historia de Frank Sidebottom, una persona real que originó primero un artículo y luego interpretaría Michael Fassbender en el cine, y, por supuesto, su más reciente obra.

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En este So you’ve been publicly shamed Ronson parte de una observación casual, la capacidad cada vez mayor de la gente para hacerse oír gracias a las nuevas tecnologías y su relación con los juicios públicos o, mejor dicho, los castigos públicos que buscaban más la humillación que la redención. La Mentalidad de Linchamiento que a él le parece habitual en el mundo moderno. A partir de ahí, y como en él es habitual, la historia va girando y extendiéndose en todas direcciones y por distintos derroteros, desde personas que han perdido mucho por hacer un chiste en internete hasta carreras que se han visto atacadas pero han podido salir a flote y, en general, la forma en la que la gente trata el tema de la humillación, ya sea dentro de la industria pornográfica, como terapia o para superarla y borrarla. Un tema interesante escrito con habilidad y que, como de costumbre, explica y enseña algunas historias que dan una idea de lo terrible que puede llegar a ser el problema y también del funcionamiento de la sociedad.

Precisamente ese es uno de los problemas más grandes que encuentro a esta obra. Ronson va mostrando pero rara vez trata de explicárselo desde una óptica que no sea igualadora, y rara vez saca consecuencias de lo que cuenta, bien porque espera que lo hagamos nosotros o porque prefiere no hacerlo. No nota que cuando la víctima está en una posición de inferioridad le es más complicado seguir con su vida mientras que cuanto más cerca está del estereotipo de El Tipo al Cargo -hombres blanco y, en este caso, con mucho poder y dinero- más fácil les será seguir con la suya. Y eso que estamos hablando de estas historias en el contexto del mundo anglosajón, si quisiera hacer esto mismo en España posiblemente creería que nos burlamos de él. Del mismo modo, no entra a diferenciar la utilidad de las pequeñas victorias o de su utilización como mecanismo de protesta ante lo que se considera injusto -por parte de unos y otros bandos- sino, simplemente, expone casos y se hace preguntas buscando dar una variedad y un entretenimiento que, sin duda, consigue.

Tenemos la suerte de que no busca vendernos nada, no está intentando sacar una conclusión y que nos traguemos lo que él mismo definiría como gladwellismos, pero lo superficial del tratamiento después de todos los buenos puntos de vista que ofrece y lo mucho que podría haber dado de si el tema deja con ganas de más. No sé si de un libro más extenso pero desde luego sí de algo un poco menos narrativo y más reflexivo. Con eso y con todo, no puedo esperar a que lo publique alguien en España ni dejar pasar la oportunidad de recomendarlo.


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