Los canadienses siguen a sus cosas. Por ejemplo, con Pure (CA) proponen una historia de congregaciones menonitas y tráfico de drogas que podría haber funcionado en alguna otra realidad alternativa, o algo así. Desde luego en esta ocasión lo que logran es una perezosa historia de drogas que sale en serie como podría haber sido un -especialmente extraño, también es verdad- telefilme de Lifetime.

Es curioso esto de A Series of Unfortunate Events (USA), consigue capturar a la perfección el espíritu de los libros: es tremendamente inteligente en su forma de presentar el argumento y de jugar con el lenguaje, traslada a la perfección el ambiente decadente y algo barroco del asunto y ofrece una falsa desesperanza humorística de continuo. Además de eso poner a Patrick Warburton como narrador / Lemony Snicket es un acierto de elección de reparto. Pero, precisamente, es también el punto desde el que se puede comenzar a hilar los problemas que tiene. Y es que le falta… algo. Quizá por estar tan cuidada en lo visual y por las muy medidas actuaciones de Warburton y, especialmente, de un Neil Patrick Harris al que parecen haber pedido específicamente que fuera más comedido que Jim Carrey -con enorme éxito, digámoslo también, su pierrenodoyunesco Count Olaf es más temible y menos caricaturesco, otra cosa es que sea algo necesariamente bueno- da una sensación no ya estética sino incluso estática, impostada, un divertimento sin el motor necesario que la haga moverse. O que haga que nos intriguen los mil guiños y desventuras que se van sucediendo. Algo que se puede resumir precisamente en el uso de Warburton, en un mundo en el que el narrador puede ser tan fundamental para una creación televisiva -esto es, existiendo Jane the Virgin– la decisión de  integrarlo físicamente y, a la vez, que nadie parezca percibirlo, unido al propio estilo deadpan elegido para la interpretación, refuerza esa sensación de farsa que tan poco hace por ayudar a la serie. En fin, que puede que no sea más que un problema del piloto pero que es una pena que con todo lo bueno que tiene acabe quedándome esta sensación de vacío.

Lo que nos lleva a Taboo (UK). Una serie seria. Muy seria. Y oscura. En casi todos los apartados: de imagen a tema pasando por la sociedad que describe. Lamentablemente está tan convencida de su propia importancia o lo que sea que deja poco espacio a… bueno, a casi nada que no sea ella misma. Y mira que una película sobre un aventurero que regresa tras la muerte de su padre a por una herencia fabulosa y enfrentarse a la malvada Compañía de las Indias parece no solo una historia muy clásica del S XIX sino, sobre todo, una buena aventura de época. Y algo hay, no lo niego. La historia en sí, las interpretaciones y -por supuesto- la recreación está en el nivel esperado. Pero habiendo captado lo que eran las aventuras de aquella época les ha faltado entender también la música. Bueno, no asumiré eso, asumiré que han decidido imponer la suya propia, algo más que razonable en una obra original. Muy propio del momento actual. Que para quien esto escribe hace más por cargar la serie que otra cosa. Qué le vamos a hacer.

Esto estoy aún procesándolo. Tina & Bobby (UK) es la historia del matrimonio -o del amor, quién sabe- entre una Tina y un Bobby. Por lo visto él, Bobby Moore, es un famoso futbolista. La verdad es que sospecho que podría haber sido cualquier otra cosa y me hubiera parecido igual de inexplicable este canto a la mujer sacrificada siempre intentando salvar su historia de amor y al idiota ese al que ama. Que sí, que los amores (más aún los que tienen que enfrentarse a mil problemas y ser abnegados) nunca han sido de mi interés; pero es que este canto al hombre -sobre todo cuando el hombre tiene pinta de ser tirando a poco deseable- y a la mujer a su lado porque mira que buena pareja hacen me ha parecido un anacronismo. Por no decir algo peor.

Los canadienses, como vemos, llevan desde principios de año -esto es, dos semanas- intentándolo muy fuerte a ver si algo les funciona. Me temo que Workin’ Moms (CA) tampoco va a ser esa serie, al fin y al cabo historias teóricamente humorísticas de madres que se ven sobrepasadas por la idea de la supermadre que la sociedad parece fomentar y que,a demás, son un poco desastre… pues no es muy original, ni está especialmente bien llevado ni, francamente, le veo mucho que elogiar más allá de la intencionalidad y el arrojo.

Terminamos con una juvenil, The Worst Witch (UK), adaptación de la serie de libros de Jill Murphy que tuviera ya adaptación primero como telefilme y luego a finales de los noventa como serie que tendría a lo largo de los ’00 un par de spin-offs. Así que casi podríamos decir que es una reedición de la historia, o su propia franquicia. En cualquier caso, lla historia es clara, sencilla y bien realizada. No tiene mucho más misterio, una coproducción con la alemana ZDF y la presencia protagonista de Bella Ramsey que por lo visto fue revelación el año pasado en GoT y ahora le toca llevar el peso de la serie. En resumen, una producción que tiene muy claro lo que es y cómo conseguir serlo, así que queda más a los intereses del público.