«Doce cuentos y una pesadilla» (1967)

El éxito de Historias para no dormir abrió la chirriante puerta a otras historias fantásticas. La primera de las cuales fue esta serie, emitida a media noche durante tres meses, entre el 8 de julio y el 7 de octubre. Detrás estaba Juan Tébar, escritor y guionista más conocido como el autor del relato en que se basó La residencia. Y como estas cosas maravillosas de internete van actualizando su información resulta que el año pasado escribió su versión de la historia en Fuera de Series.

Tenía Juan en la escuela de cine un compañero que también trabajaba en la T.V.E. Doy su nombre, hay que agradecer con todas las palabras: Antonio Abellán. Se encargaba de tareas programadoras en la recién nacida Segunda Cadena, conocida en sus comienzos por las siglas U.H.F. (Frecuencia Ultra Alta, en el espectro, el electromagnético, no el de nuestras aficiones).

Y Juan propuso a Antonio unas historias, propias, personales, aunque debieran mucho a sus autores entonces favoritos. Y Juan tuvo la enorme suerte de que se las aceptaran, de que se grabaran, de que le permitiesen asistir a las grabaciones, de poder opinar incluso, y de que se emitieran.

Durante trece semanas se emitieron esas historias, inspiradas por los autores fantásticos favoritos de su autor y dirigidos por dos profesionales de manera casi alternativa: Charlie Jiménez Bescós y Luis Calvo Teixeira. Ahí, con un plantel de los grandes actores que iban acercándose por la televisión española. Agustín González (Foster y Al), Tomás Blanco (Pasen, señores, pasen), Lola Herrera y Charo López (Por favor, compruebe el futuro) o Emilio Gutiérrez Caba en esa Pesadilla que se anunciaba desde el mismo título y que en realidad se separaba más de las otras por lo onírico que por lo terrorífico.

A lo largo de esas semanas, casi ocultas en la programación, se iban desarrollando historias con nombres vistosos (La muchacha de madera, Magia, amor y cibernética¡Vamos a cazar marcianos!) que pasaron con bastante menos repercusión que ese juggernaut de Narciso Ibáñez Serrador que emitía TVE 1. Aunque hubo una persona a la que no le pasó tan desapercibido. Quizá porque, como decía Tébar en el texto antes enlazado, Teixeira era ayudante de Chicho, quizá porque esta serie fuese el inicio del florecimiento de esas semillas que su serie impulsó en el terror español televisivo – y en parte también del cinematográfico, pero ese es tema para otra discusión- ayudando a que esta serie no pasara de una temporada pero a cambio de que Juan Tébar se uniera al equipo de la primera y empezara a colaborar con Chicho.

Una vez más, poco hay que se pueda añadir aquí. No he encontrado vídeos con los que ilustrar esta entrada ni puedo aspirar a mejorar el relato del propio autor, de modo que en esta ocasión, hecho el apunte, me retiro para preparar la próxima ocasión, que pende de una pregunta realmente especial.

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