«La oscura noche del espantapájaros» (Dark Night of the Scarecrow,1981) Tan muertos como: Halloween 2014 (y 3)

Terminamos nuestra Maratón de Halloween con la que quizá sea el mayor triunfo de los telefilmes de terror televisivo. La oscura noche del espantapájaros es una película que reúne los motivos clásicos del suspense, la venganza y el terror, todo ello en un magnífico envoltorio. Con un novelista dirigiendo, Frank De Felitta, un guionista dispuesto a meterse en el mundillo, J.D. Feigelson, y un buen reparto encabezado por Larry Drake -aún lejos de sus papeles en La ley de Los Ángeles o Darkman– como el héroe y un villanesco Charles Durning interpreta al cartero de mente sucia que causa la tragedia con la ayuda de secundarios clásicos como Lane Smith. Pero acerquémonos un poco más…

091229061915763115145848

A principio de los ochenta Feigelson paseaba un guión que esperaba poder vender para que se realizara una película independiente. No logró que ninguno de los pequeños estudios que se estaban montando se interesara por él, pero sí que lo hiciera la división de ficción de la CBS que rápidamente se puso a la tarea de adaptarlo. Sin que realmente tuvieran que hacer demasiado, el peso del guión no recaía tanto en complicados efectos especiales o escenas llenas de violencia y sexo tanto como en un par o tres de conceptos clásicos debidamente recuperados y remontados.

El inicio de la historia tiene algún eco de Frankestein. Drake interpreta a Charles Eliot Bubba Ritter, un deficiente mental que pasa sus días en una población rural echando una mano a su madre y poco más porque aunque su cuerpo es adulto su mente es infantil. Allí juega con una amiga, la pequeña Marylee. Una amistad como la que podría haber entre dos niños cualquiera pero que a los ojos del personaje de Durning, el cartero Otis P. Hazelrigg, es bastante menos pura y, sin duda, una catástrofe a punto de suceder. Otis y sus amigotes lo tienen muy claro. Tanto que cuando Bubba llega azorado con la pequeña en brazos habiendo sufrido claramente una agresión no dudan un minuto en culparlo, decididos a vigilantear para acabar con su amenaza. La madre de Bubba le ocultará disfrazado de espantapájaros en mitad de un campo, pero todo dará igual. El descubrimiento de que un perro atacó a la pequeña y que Bubba fue lo único que la salvó llegará demasiado tarde, una falsa coartada bien construida librará de la cárcel a los linchadores… pero no les librará de la aparición de inquietantes espantapájaros frente a sus casas, mucho menos de la acción directa en venganza por la muerte de este en varias maneras inocente jovenzuelo.

Podemos considerarlo una primera variación de las películas de venganza -sin que la violación aparezca más que en turbia ensoñación de los hombres malos-, como un acercamiento televisivo al slasher, como actualización rural y algo grotesca del gótico americano, como muchas cosas, en resumen. Lo que no cabe duda es que estamos ante una gran película. Una demostración -como las otras dos obras de nuestro Maratón de Halloween de este año- de que da igual que hablemos de 1971, ’81 o ’91, la televisión es más que capaz de ofrecernos magníficas películas de terror. Como pasa con La oscura noche del espantapájaros que espero, aún en VO, disfrutéis:

Hasta aquí hemos llegado por este año. ¡Feliz Halloween!


«El hombre de papel» (Paper Man, 1971) Tan muertos como: Halloween 2014 (2)

Habrá quien crea que me lo estoy inventando. No es para menos. ¿Una obra de 1971 que reúne temas de computadoras y asesinatos? ¿Una trama que incide en el robo -o recreación, según se mire- de identidad cuando apenas acababa de comenzar la década? ¿Protagonizado con un Dean Stockwell en uno de los peinados más locos de su carrera y una Stefanie Powers cuyo papel de más éxito habían sido la serie de una temporada The Girl from U.N.C.L.E. y a la que le faltaba más de un lustro para hacerse popular con Hart y Hart? Pues sí, todo eso y mucho más es lo que se puede encontrar en este inexplicablemente olvidado telefilme.

51EtMzDeMXL._SL500_SY300_El éxito de la Movie of the week de la ABC hizo que a principios de los ’70 todas las otras cadenas se pusieran a copiarles. Películas de todo tipo y condición, con cierta predominancia de las de intriga o romance bien es cierto, pero que no dejaba de lado la posibilidad de ofrecer obras de terror como esta que nos ocupa u otros contendientes a este pequeño espacio como fueron Satan’s School for Girls o Gargoyles -de los que, si os portáis bien, ya hablaremos en otra ocasión, jejeje-. En esta ocasión la CBS puso en marcha una historia que nos mostraba a unos teóricos veinteañeros en un grupo muy variadito -un nerd, una asiática, un malote y una ingenua- que ante un error otorgando una tarjeta de crédito deciden aprovecharse y, antes que ser pillados, convencer a un conocido que es informático para crear una personalidad ficticia que se cargue con las deudas, Henry Norman.

El problema es que cuando el informático termina parece que algo ocurre con la máquina y, sin duda, algo pasa con los estudiantes, que empiezan a caer como moscas en extrañas circunstancias -Con mención especial para la escena del pasillo y el ascensor.- victimas de esa extraña personalidad creada, se encuentre detrás quien se encuentre. Pese a tratarse de una creación televisiva; sobre todo en lo corto del reparto, quizá el punto más flojo de la película; estamos ante una muy buen a premisa y un desarrollo con varios puntos fuertes. Un clásico de estas cosas que debería ser más conocido. Y, precisamente para eso, ahí tenéis la posibilidad de echarle un ojo. En inglés y sin subtítulos, eso sí. Pero, ¿quién los necesita teniendo esas computadoras tan inteligente? ¡NYA-HA-HA!


«El que decide» (Historias del otro lado, 1991) Tan muertos como: Halloween 2014 (1)

Empezamos aquí una maratón muy especial aprovechando Halloween, con un tema unitario que ya iréis viendo. Tres producciones para una noche fantástica.

Comenzamos muy cerca. Con un invitado probablemente inesperado: Jose Luis Garci. A finales de los ochenta llegó a un acuerdo con Pilar Miró para resucitar las series antológicas de terror. Sí, con esa misma Pilar Miró que tantos años ha sido bestia negra del género. La idea era realizar una serie de género fantástico como las que tantas veces antes y con tanto éxito se habían realizado, al fin y al cabo Garci no había dirigido ninguna de ellas pero sí había guionizado, entre otras, el clásico La Cabina. El proyecto se fue retrasando y, pese a la fecha inicial de 1988, acabaría saliendo ya sin Miró a los mandos de TVE en 1991, con una primera tanda de 7 episodios que sería seguida por una segunda de 6 en 1996. Una producción que el mismo Garci reconocía como hecha con todo el apoyo material y presupuestario de TVE –80 millones de pesetas por episodio, se dijo en su momento que costó la serie– y que planteaba explorar todas las diversas posibilidades del fantástico. En este tubo encontrado podéis echarle un ojo a lo que había.

 Elegido por tanto un episodio para ir abriendo boca para lo que nos viene nada mejor que hacer con el primero de ellos: El que decide. Reunión de talentos actorales de la ficción española -una baza constante de la serie incluso por encima de su vocación de venta internacional- entre los que tenemos a Jesús Puente, Fernando Guillén y Rafael de Penagos, en una historia mefistotélica. Un autor teatral no conforme con su éxito inicia la búsqueda de un personaje del que se habla entre cuchicheos y susurros, un personaje con un trasfondo turbio y peligroso pero que parece ser el responsable de que una obra tenga éxito entre el público. La búsqueda y lo que en ella va encontrando servirá para reflexionar sobre lo que hace algo popular y el precio a pagar por esa fama.

b01


Aún existiendo muchas y variadas canciones ideales para Halloween he pensado que mejor salirse de la norma con esta adaptación de una canción que logra ponerla en Modo Terrorífico Total. Y para lograr eso pocos grupos tan buenos como Northern Kings. Grupo finés de versiones formado por músicos de grandes grupos del metal nórdico como Sonata ArcticaTeräsbetoni, Nightwish y Charon. El resultado es una aproximación dura e inquietante a clásicos por todos conocidos, como este Creep de Radiohead que logra, esta vez sí, meter la inquietud en el cuerpo.

Más aún cuando, ante la falta de vídeo oficial o actuación grabada, he optado por mantener la canción elegida usando el vídeo de un aficionado que firma como RisingSoul13 y que logra hacer más inquietante aún la canción.

Así que ya sabéis, mañana seguiremos pero, de momento, quedaos con esta canción para bailar aunque sea solo por esconder los escalofríos. NYA-HA-HA!!!


Northern Kings – Creep por RisingSoul13


Seguimos con Halloween en ElReceptor y hoy toca libros. Mucho hay que podía haber elegido para esta sección entre aquellos que no han visto la publicación nunca en España y aquellos que, habiéndola visto, han quedado relegados a la desaparición y el olvido. Al final ha pesado más la posibilidad de hablar no solo de un libro sino, incluso, de una editorial que en aquellos años estaba aún poniéndose en marcha.

Vigilantes

Fundada en 1986,  Valdemar ha sido y es una editorial modélica en su apuesta por una serie de autores olvidados y, más concretamente, por el género fantástico y de terror más clásico. Bien es cierto que pocas fueron las novedades aparecidas los primeros años, pero sí ya alguna meritoria -por ejemplo, del nunca bien ponderado Ambrose Bierce Visiones de la noche en 1987 y El reino de lo irreal al año siguiente, o los primeros títulos de Los archivos de Baker Street– y entre medias pruebas con colecciones de mayor o menos acierto. Como la de Weird SF o esta que nos ocupa ahora de Antologías.

Mirando por encima veo que acabarían saliendo dos títulos además del que aquí nos ocupa. Vamps, centrado en historias de vampiresas, y Amanecer Vudú. Una lástima porque ofrecía una panorámica de lo más interesante en  muchos temas como era el de esta antología concreta sobre Detectives de lo Sobrenatural. Muy completa, con muchos grandes creadores dentro que acabarían teniendo en su mayoría y con éxito desigual su oportunidad en las páginas de otras delas colecciones de la casa. Así desfilarían el Doctor Martin Hesselius de Joseph Sheridan Le Fanu, el Profesor George Edward Challenger de Sir Arthur Conan Doyle, John Silence de Algernon Blackwood, Carnacki de William Hope Hodgson, Jules de Grandin de Seabury Quinn y, por supuesto, Harry Dickson del gran  Jean Ray, el único ausente en su catálogo actual.

Historias que abordan lo sobrenatural y lo detectivesco desde diferentes puntos de vista, unos más científicos, otros más viscerales, distintas maneras más o menos realistas y enclavándose o no en tradiciones que buscaran la existencia de un algo racional tras los sucesos o bien una explicación que racionalizara lo visto recurriendo a jerga pseudocientífica. Grandes narraciones en todos los casos que animan a dilucidar todos esos extraños sucesos que nos parecen rodear. Ideal para pedir a Valdemar que se anime a recuperar el título en su Club Diógenes -y a añadir el Harry Dickson de Jean Ray a su lista de publicaciones- a la vez que sugieren a los lectores de esta pequeña entrada a que si el tan cercano Día de los Muertos escuchan un sonido raro se pongan a investigar. ¿Que es lo peor que pueden acabar descubriendo?


ElMusical: Halloween 2014

Saquemos por una vez esta sección de los domingos por una buena causa, unirla a los fastos de Halloween,  ofreciendo imágenes de algún aterrador musical. Que puede parecer que solo hay unos pocos –El fantasma de la ópera, Sweeney Todd– pero además de los que ya han aparecido por aquí –Carrie, Evil Dead– hay unos cuantos menos conocidos que también merecen un hueco para pasar de las telarañas del olvido a las festivas de la época. Y el primer elegido, el que tendrá el honor este año, es la adaptación de un clásico: Jekyll & Hyde.

Reconozcamos desde el principio que estamos ante un musical irregular, con un guión que hace poco por buscar ideas originales y unas canciones que no pasan en general de cumplidoras con lo que, salvo un par de ellas, el peso de la función acaba recayendo sobre el actor principal masculino.

Ese par que se salva son, a mi entender, la coral Murder, Murder que abre el segundo acto tras un breve reprise de Alive (la primera canción de Hyde, que como su gemela First transformation no es una mala canción  y Confrontation, la gran canción del final.

Así que echémosle un ojo a la versión original de Robert Cuccioli, primero en la Transformation

 y luego en Confrontation. La calidad -de la grabación, me refiero- es en ambos casos discutible y por ello me disculpo.

 Pero, claro… ¿Es esto lo mejor que podemos ofrecer? Es más, ¿realmente la gente asocia a Cuccioli con el personaje por mucha candidatura al Tony que sacara? Yo creo que no.

Creo que, de hecho, ya estáis esperando el momento en que diga que tengo preparado un vistazo a otro actor y cantante, o cantante y actor, decidid vosotros el orden. Y es que no vamos a ser menos aquí que en Cachitos, ¿cómo podríamos privaros? Porque de este musical hubo versión española, levantada sobre un nombre propio: Raphael.

Echad un ojo primero a la intro

 y, más importante aún, a la Confrontación.

Todo un monstruo, ¿verdad?

Pero, esperad, no os vayáis aún. Porque esa versión original quizá no fuera, en mi opinión, gran cosa. Puede que yo jamás logre entender el éxito de This is the moment. Pero lo que es indudable es que gustó. Estuvo cuatro años representándose en el Plymouth Theatre  a razón de un actor principal por año. Porque después de que Chuck Wagner hubiera hecho las etapas pre-Broadway y Cuccioli estuviera en ella durante el primer año aún hubo más gente.

Primero estuvo Jack Wagner, conocido por lo visto como Dr. Peter Burns en Melrose Place; el tercer año llegó Sebastian Bach, el cantante de Skid Row… y aquí está su Confrontation:

Pero, ¿no había dicho yo cuatro años’ ¿No falta alguien? Pues sí. Falta el último actorbarracantante o cantantebarraactor que en 2001 ocupó el puesto central de la función. La persona que, de hecho, estaba ocupándolo cuando decidieron sacarla de tour por estados unidos, ya sin él, y antes de la despedida filmar en calidad DVD una de sus funciones. Para que quede un recuerdo para toda la eternidad. Es decir…

David Hasselhoff.

Estoy seguro de que este DVD fue un éxito de ventas en Alemania.

Como The Hoff es un espectáculo en sí mismo y la calidad de esta versión -de las grabaciones, una vez más- es la mejor con diferencia puedo dejar por aquí para el que quiera verlo la Transformation,

 Murder, Murder

 y, por supuesto, Confrontation.

 Seguro que alguno se ha quedado con ganas de ver el musical entero, ¿verdad? ¿No? ¿Sí? Oh, veeengaaa… Bien, menos mal que aparece alguien. Bueno, pues ya sabéis, la magia de Halloween todo lo puede:

 Disfrutadlo con escalofríos y felices grtitos.


Televisión: Halloween 2014

Como avisaba -de aquella manera- la semana pasada, a mí todo lo que sea hablar del género de terror me gusta, el día que alguien decida crear el día de celebrar la resolución de misteriosos asesinatos o del humor también estaré ahí pero, de momento, vamos a centrarnos en pasar una semana lo mejor posible. Y para eso nada como destacar a algún maestro de ceremonias del terror en televisión. Pero solo uno, que nos tienen que durar. Así que…

¿Se os ocurre alguien mejor para iniciar estas recopilaciones que… David Bowie?

Habrá quien se sorprenda pero en la segunda temporada de la serie británico-canadiense The Hunger (una coproducción entre el aún llamado SciFi Channel de UK y el canadiense The Movie Network al que le faltó tiempo para apuntarse al estadounidense Showtime) antología de terror muy pero que muy libremente basada en la película ochentera de Tony Scott, decidieron sustituir en el puesto de presentador a Terence Stamp y colocar en su lugar a uno de los actores de la película original… interpretando un papel distinto. Como decía, muy muy libre adaptación.

Pero lo importante es lo importante y ahí le tenéis dando paso y recibiendo las historias. Una lástima que esa segunda temporadas, emitida entre 1999 y 2000, no tuviera una mayor continuidad. Pero eso permite más variedad de presentadores… para otros años. De momento quedémonos con esta presentación. ¡Ya podéis ir preparándoos!


Breve aproximación al cuerpo en televisión en frío y sin adornos.

En el año 2000 pasaron muchas cosas. Unas más a la vista que otras. Por ejemplo, en UK celebraron los 50 años de su movimiento naturista. Entre unas y otras celebraciones Channel 5 decidió darle a naturistas y nudistas el concurso Naked jungle. Ya hablamos de él por aquí cuando las cancelaciones rápidas porque logró el loco record de no pasar de un programa.

Aunque podríamos decir que logró otro más: Fue muy bien de audiencia -sobre todo para la media habitual del canal- pero la controversia que montó, es decir, las quejas del Daily Mail y un par de periódicos que se apuntaron detrás, más lo *cof* algo lamentable de la puesta en escena hicieron renunciar a la cadena.

Y, sin embargo, era un ejemplo perfecto de un programa naturista. Era un concurso con presentador y hacían pruebas estando todos desnudos pero no había ninguna objetivización ni rastro de sexualización. Los concursantes estaban lejos de haber sido elegidos por su físico y del presentador -que llevaba, eso sí, un sombrero- casi mejor ni hablar. Si resultaba lamentable era más por el escaso presupuesto y el subsiguiente cartonpiedrismo que daba a todo una pátina de producto de décadas anteriores que por el nudismo en sí.

A la prensa le dió lo mismo, salir desnudo en televisión era una indecencia. Algo a erradicar porque se estaba generalizando. Y les dio lo mismo que fueran piezas realmente salaces que una exhibición natural del cuerpo humano. Así que el programa cayó.

Todo esto viene a cuenta de el nuevo y -de momento- exitoso en lo de los datos programa de Cuatro. Adán y Eva, no confundir con Eva y Adán, agencia matrimonial que era era una otra cosa muy distinta, es un programa de citas de estilo reality en el que los concursantes se conocen en pelota en una isla paradisíaca. A priori no suena muy interesante -para mí- más que por ver cuanto aguantan con aquello de que la arena es tosca y se mete por doquier, pero con el follón montado decidí darle una oportunidad.

Creo que es una de las cosas más aburridas que he visto en tiempos y, reconozco, acabé pasándolo a cámara rápida porque aquello no parecía tener mucho sentido ni intención siendo una contante de personas hablando entre ellas (¿tratando de ligar?) y personas hablando a cámara para quejarse y juzgar a los demás. A su favor debo decir que si bien se buscaron a concursantes jóvenes, tonificados y depiladitos -en fin- al menos tratan el nudismo con la naturalidad requerida. Más que en una portada de Interviú al menos.

La desnudez siempre ha sido un caballo de batalla con los espectadores. Independientemente de considerar otros factores como la sexualización u objetivación de la persona desnuda -el Male gaze pero no solo- sin atender o entender que parte del asunto del nudismo es precisamente el punto de vista de la cámara. La última bronca en Reino Unido ha sido precisamente por que en Glue aparecen con total naturalidad un par de sus jóvenes protagonistas completamente desnudos. Un paso más de lo que ya ocurría en Skins, que para eso el creador –Jack Thorne– estuvo allí de guionista. Y ya sabemos que también con aquella hubo bronca cuando pasó a los USA.

Sin embargo y pese a iniciativas como las allí comentadas de la Asociación de Padres Timoratos que es la PTC de turno o aquella loca campaña para evitar las pixelaciones de desnudos porque se acercaba demasiado a mostrar desnudos reales -Entendiendo como tal los de Barbie y Ken, supongo- no han logrado evitar que este año hayan ido apareciendo diversos programas que trataban -o intentaban tratar- con más normalidad el asunto.

Cierto es que podían resultar un tanto amarillistas en sus títulos como cuando Channel 4 emitió en 2012 My Daughter the Teenage Nudist, un documental sobre el resurgimiento del movimiento naturista al que poco ayudaba el título para lo que era el contenido.

Pero realmente podríamos irnos a USA donde el boom ha llegado en el último año. Empezó todo cuando Discovery anunció dos series que seguirían con esas historias de expertos en supervivencia que tanto les gustaban. La primera, emitida en 2013, tenía al especialista en estas cosas Ed Stafford haciendo la enésima demostración de sus capacidades, pero con ese giro especial que se presentó en marzo en la filial británica de la cadena como Naked and Maroonedy en abril en la estadounidense como Naked Castaway. No es que fuera muy revolucionario pero al menos ponía un punto de entrada. Porque lo siguiente que tenían preparado era Naked and afraid para junio de ese mismo año. Soltaban a dos personas -hombre y mujer- en un entorno natural y que se las apañaran durante unos días. Inesperadamente más que el amor lo que solía surgir era el odio. Y también la demostración de que sobrevivir no es tan sencillo.

Para noviembre de ese año teníamos la siguiente, el siempre educativo TLC decidía emitir en esas fechas Buying naked que mostraba el mundo de la compra de pisos por parte de nudistas. De nuevo la parte sexual estaba prácticamente fuera de juego -comparada, por ejemplo, con la serie de octubre de ese mismo año del SyFy Naked Vegas sobre un taller de pintura corporal- y se centraba más en las necesidades y preferencias de los compradores.

Algo se debieron de oler los europeos -de quienes los británicos dijeron en tiempos que tenían este tipo de programas con total normalidad. No diré que no, diré que yo no los conozco- porque la productora de los Paises Bajos Eyeworks ponía rápidamente en marcha Adam zkt Eva y se lo vendía, además, a los alemanes y españoles por un lado y a los anglos por otro con el nombre de Dating Naked. Nombre con el que, precisamente, acabó en la VH1 en julio de este año.

Como veis la tendencia en realidad no da para mucho más. O, al menos, no se atreven a demasiado. Porque los europeos -en efecto- emiten sin censuras mientras que los americanos usan todas sus viejas técnicas, desde la antes mencionada pixelación hasta la colocación estratégica de teteras -el famoso tropo de los Object Underwear– porque luego pasa lo que pasa y les caen las demandas.

De modo que en lugar de reflexionar sobre por qué algo se muestra o no lo que tenemos son discusiones sobre qué se muestra o hasta dónde mostrar.  Al final acabamos volviendo a lo mismo, al tabú de la desnudez y el uso del naturismo o nudismo o como me digan cuando me vengan a corregir a los comentarios para atraer a la gente a ver algo que normalmente no está ahí. Lo que nos lleva, esta vez, hasta los años treinta.

Puede que fueran los años cincuenta cuando vieron establecerse de forma oficial el movimiento naturista en UK pero no era ni de lejos la primera vez que este existía. En los años treinta hubo toda una corriente de películas sobre el nudismo, como la alemana This Nude World (1932) o estadounidenses como Valley of the Nude y Why Nudism?, ambas de 1933. Al fin y al cabo era una época en la que no existían unas reglas cerradas de lo que se podía ofrecer o no en pantalla con lo que películas con desnudos -mayoritariamente femeninos, eso sí- e incluso producciones pornográficas para las que se controlaba la asistencia, se echaban en los cines. Luego vendría la guerra en un lado y el Código Hays en el otro y aunque quedaría algún rastro en esas exhibiciones de feria – Nudist Land (1937) o The Unashamed (1938) – lo vierto es que fueron barridos con notable eficacia. Al menos durante algunos años. Porque mientras los noticiarios sobre las extrañas costumbres del resto del mundo iban siendo utilizados para este mismo propósito acercándolo a ratos a movimientos explotativos la pericia y el descaro de autores como mis queridos Esper y Stadie -y ahí tenemos The curse of Ubangui (1946) con un corta-y-pega de escenas de al menos un lustro al que se le añadía si hacía falta escenas extras de población africana rodada con jóvenes de color de, probablemente, Brooklyn- no sería hasta los cincuenta que se relajaran las cosas y aparecieran las famosas Nudies. Películas que pretendían enseñar el comportamiento normal de estas comunidades y que fueron toda una tendencia durante la década que va de mitad de los cincuenta a la de los sesenta. Con una reina indiscutible como la directora Doris Wishman y títulos que iban de la primera película naturista en color, Garden of Eden (1954) hasta The Prince and the Nature Girl (1964) de la propia Wishman. Aunque pronto quedó claro que era poco más que una excusa para mostrar desnudos -femeninos fundamentalmente-. En 1962 podía encontrarse rodando este tipo de películas a otro grande del exploit como es H. Gordon Lewis – como Daughter of the Sun (1962), en compañía al guión del no menos explotativo David F. Friedman– y la propia Wishman hacía títulos tan abracadabrantes como Nude on the Moon (1961) sobre el descubrimiento de una civilización nudista viviendo en la luna.

Lamentablemente para el movimiento naturista quedó claro en pocos años que estas películas que solían tratar sobre la vida cotidiana en campamentos naturistas no buscaban más que dar paso a lo que era claramente softcore, cuando no algo más pornográfico aún. Y en cuantro esta puerta se abrió fueron desapareciendo de la pantalla.

Es difícil saber si ahora la televisión, que en tantas cadenas y aspectos no tiene reparo alguno, está repitiendo el truco. Lo que sí podemos intentar es demostrar que hemos avanzado algo en todas estas décadas. Centrándonos menos en el cuerpo de los concursantes y en las explicaciones del experimento sociológico de turno  y más en los motivos por los que la desnudez es un tabú social o por los que la representación de la misma en medios suele dividirse entre jóvenes para el fanservice y viejos para las risas. Sin gente de mediana edad, sin cuerpos fuera de lo normativo, sin naturalidad… Si al menos se reflexiona sobre algo de esto será algo que nos llevaremos limpio.