Antena 3 entra en juego: «El Pantano» (2003), «El Inquilino» (2004), «El Internado» (2007-2010)…

Parecía que nada acababa de ayudar a recuperar las series fantásticas tras la llegada del gobierno Aznar y el final de cualquier intento en la televisión pública. Daba igual que Expediente X fuera un éxito en Telecinco, que Canal + emitiera en abierto Buffy o que en los cines arrasara Scream. Había, sí, muy tímidas intentonas en mitad del reinado de los programas de sucesos. Antena 3 había estrenado en 1999 Camino de Santiago, miniserie con guiones de Arturo Pérez Reverte que ponía una pequeña capa de ambigüedad en una trama de suspense. También la crónica negra de España había animado a acercamientos más cercano a ese slasher que animaba las producciones cinematográficas, y del que hubo como mayor coqueteo alguna alocada trama en Al salir de clase y cierto piloto reconvertido en telefilme (o puede que viceversa) de tibio recuerdo, para que en 2003 se estrenaran producciones en los canales privados, primero en Telecinco con Jugar a Matar sobre el Asesino del Rol y ese mismo año, por los pelos, en Antena 3 Carta mortal sobre el Asesino de la baraja.

Quién sabe por qué motivo ese fue el año en el que Antena 3 pareció entender la necesidad de introducir un mayor misterio en su programación y encargo El pantano para ocupar el hueco dejado por Un paso adelante. La decisión fue más interesante que lograda, con la extraña trama de un pueblo en el que ocurren cosas extrañas de manera aleatoria y sin que a nadie parezcan interesar demasiado, lastrada sobre todo con una pobreza de recursos que acababan impregnando de comicidad involuntaria lo que debería haber sido una trama lenta pero bien construida sobre los misteriosos sucesos del pueblo. Quizá por llegar primero, quizá por adelantarse en un año a Lost, el caso es que para el segundo capítulo ya había sido movida de horario y para el tercero cancelada. Un parón que llevó a la negociación inmediata para darle un cierre, lejano al ideal pero cierre al fin y al cabo, rodado meses después pero rodado al fin y al cabo para poder emitir los ocho episodios existentes más este último de desenlace, al menos si tenías el entonces canal de pago FdF en el que acabaron emitiendo los restos tras la cancelación. Un primero intento fallido…

Pero que no desanimó a Antena 3 aunque sí le hizo cambiar de acercamiento. Al año siguiente volverían al fantástico pero esta vez desde la comedia, o así, con El Inquilino. Serie de televisión que podríamos intentar definir como «ALF pero con Jorge Sanz» puesto que la trama se centra en un alienígena tan incorpóreo como perdido que ocupa el cuerpo de un recién fallecido autor de éxito aunque realmente despreciable que acababa de alquilar una habitación a dos chicas muy diferentes. Aún hoy deben estar pensándose en la cadena qué pudo salir mal, al tener al aún joven actor y una tecnología 3D que no estaba claro para qué utilizaban (es decir, se supone que era para el diseño del alienígena en sí) pero que tampoco acabó de atraer al público. Se emitieron, eso sí, los 13 capítulos contratados y ni uno más.

Por suerte la persistencia parecía ser uno de los signos de la cadena y en 2007 intentaron no solo un nuevo acercamiento con un toque ambiguo y base de Pérez Reverte en el thriller teológico, o algo, Quart. Sobre todo el que acabaría siendo primer gran éxito de la televisión fantástica: El internado. Muestra de muchas cosas, incluida de la insólita gestión de las series de éxito en España que llevó a la producción a tener 7 temporadas en 3 años, 71 episodios en total que propiciaron el siempre agradecido despendole de las tramas, pasando de unas de misterio fantasmagórico en las primeras temporadas a otras de corte más fantástico científico en sucesivas con la inclusión de los siempre agradecidos nazis, científicos más o menos locos y montañas de asesinatos. Fue, además, un éxito fenomenal de esos que acaban teniendo libros propios y adaptación a videojuegos, premios y programas paralelos y, en resumen, todo lo que pueden sacarle además del consabido tour internacional tanto de la serie española como de la venta de derechos para adaptación.

Pero, sobre todo, facilitó que las cadenas volvieran a intentar darle una oportunidad a las series con componente fantástico en lo que pasaría a convertirse en una constante del canal y un método de contagio a los demás, como iremos viendo en esta parte contemporánea del Fantástico Televisivo Español.

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